domingo, 5 de julio de 2009

La clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo.

18:02
Mi madre y las niñas se irán en unos minutos a tomar brownies.
Esperaré entonces un cuarto de hora,cogeré mis cosas y me iré yo también,solo que yo me iré a otro lugar, qué se yo a cual.
De este modo,evito preguntas como: ¿Con quien vas a salir hoy? ¿Sola? ¿Te pasa algo cariño? ¿Necesitas que hablemos?

Ya se han ido, cojo las llaves y me dispongo a caminar sin rumbo.¿Por qué no?
Después de 35 minutos caminando llego a un sitio, me siento en el cuarto banco, entre un grupo de seis señores y una familia que juega felizmente con sus perros .
Se escucha la voz de un niño de unos cinco años gritando: ¡Cuidado capitán,deja paso que voy! mientras da círculos en bici una y otra vez.

Detrás de mi, otros dos niños tienen como objetivo coger las hojas de un árbol que se encuentra a unos dos metros por encima de sus cabezas con un simple palo.Qué graciosos.

Empieza a refrescar, y me he olvidado la cazadora vaquera en casa.
La gente va en bici, hace footing, juega con sus animales, y pasea.
Me miran extraño, esto sólo puede suceder en esta "gran" ciudad (pueblo).
Supongo que se preguntarán acerca de lo que estoy escribiendo.Me incomodan, hacen que me sienta ridícula ya que más de una persona ha soltado una carcajada al verme en este banco de madera con mi libreta.

He dejado de escribir durante un ratito para encontrarme a solas con mi conciencia (suena muy subrealista, pero estaba personificada). Parece ser que tampoco sabe qué he hecho mal durante estos últimos meses.


El cielo ha pasado de un azul casi celeste a tener un tono grisaceo.
Los señores que tenía a mi izquierda, se han situado en frente de mí. Vuelven a conseguir sacarme de quicio, no me siento a gusto.
Murmuran y murmuran, y el portavoz de ellos me mira de reojo.¡Viva la gente discreta!

No puedo continuar, ya llevo 55 minutos aquí y los señores siguen mirandome.
Creo que vuelvo a casa, me siento observada.

La próxima vez traeré a mi perro, a ver si así consigo que no me miren asombrados.

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